viernes, 17 de junio de 2016

La última Selectividad: la experiencia de este llamado infierno

¿Qué es la selectividad? Aunque muchos futuros alumnos la vayan a desconocer, es la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), que se realiza mediante cuatro exámenes de asignaturas generales que son: lengua castellana y literatura, historia  de la filosofía o historia de España (a elegir), una lengua extranjera europea (a elegir) y una asignatura de tu itinerario o de modalidad. Luego, los que quieran, pueden presentarse a subir nota con la fase específica que consta de los exámenes que quiera el alumno con un máximo de cuatro asignaturas.

Aunque aún queda la selectividad de septiembre, nos han vendido ésta como la última, ya que en septiembre no hay plazas para casi ninguna de las carreras.

Desde mi punto de vista, la experiencia de selectividad ha sido enriquecedora, aunque también ha sido un asco. Al hacer la selectividad te das cuenta de que no es para tanto, es decir, todo lo que has visto durante el curso es selectividad, y mucho más fácil, pero no quiere decir que sacar buena nota sea fácil. Los correctores de selectividad no son las personas más amables del mundo a la hora de corregir, es más, van bajando la nota en función de las cosas que te faltan, errores de expresión, faltas,  etc. También es un fastidio debido a que muchos de tus compañeros, según salen del examen están tristes o simplemente no quieren continuar debido al examen anterior que les ha salido mal.

Momentos de nervios

Aunque no es común, no siempre tienen la culpa los estudiantes de que les salga mal el examen. En nuestra aula, al entrar, los profesores de matemáticas no comprobaron muchas de las calculadoras y se las arrebataron a los alumnos en pleno examen. Como consecuencia a un compañero, le rompieron el examen a la mitad de la hora y le tocó rehacerlo. Él le explicó al profesor que esa calculadora no podía hacer gráficas ni era programable (que son las calculadoras que no permiten llevar a selectividad), pero aún con ello, le rompió el examen y le tocó volverlo a hacer. Este alumno solo dijo: “no me dio tiempo a acabarlo, lo suspenderé porque ningún profesor comprobó las calculadoras, y encima, se podía utilizar en selectividad, solo que el profesor no quiso entender que no podía hacer ese tipo de cálculos numéricos”. Este alumno fue a poner una queja y todavía desconozco qué resultado obtuvo. En el examen de química, con el mismo profesor, ocurrió lo mismo, solo que esta vez lo hizo al principio del examen, afectó a dos estudiantes, y uno de ellos al que yo conocía, casi le pega por no comprender que esas calculadoras se pueden usar en selectividad, se calmó tan solo cuando fui a socorrerle dejándole otra de mis calculadoras.

También otras incidencias de este evento fueron: la imposibilidad de comprar comida allí, debido a que todos los establecimientos (cafeterías, restaurantes y demás) estaban totalmente llenos y era totalmente imposible comprar algo. Debido a esto, muchos compañeros se fueron a comprar comida hasta Moncloa y casi no llegaron al examen, hasta llegaron a pensar en la posibilidad de coger un taxi hasta la UCM. Otros hecho fue el de que un compañero en el último examen perdió su DNI, y al ya conocerle, los examinadores le permitieron pasar sin éste, aunque después lo encontró en la cajonera donde anteriormente había hecho su otro examen.

Como para sentirse solo...

Le hice una entrevista a un compañero de selectividad y esta fue su opinión:

-¿Qué opinas de la selectividad de este año?

-Al principio parecía que se iban a portar bien, ya que era la última y por el examen de filosofía que fue relativamente fácil, pero viendo los demás, no ha sido muy fácil. Quizás hubiera sido mejor con otros profesores de vigilante que los que tuvimos.

-¿Te ha parecido difícil?

El nivel de dificultad me pareció medio, quizás medio alto en matemáticas II. Depende de cada uno, muchos exámenes dicen que habían sido fáciles como geografía  o física. 

-¿Alguna queja?

La impuntualidad de los profesores, que llegaban unos minutos tarde y no lo compensaban al final del examen, además los exámenes se suelen poner boca abajo hasta la hora de empezar para que todos comiencen al mismo tiempo y no lo hicieron así, con lo que algunos tuvieron algún minuto más. También el tema de las calculadoras, al desconocer algunos modelos de calculadoras, optaron por lo más fácil, quitársela a los alumnos sin explicación a pesar de que algunos alumnos les dejaron el mismo modelo en el examen. Además de que nos tocó una facultad muy lejana (informática).

Estos hechos suelen ser comunes, algunos de ellos, aunque no todos. Normalmente los profesores no suelen cometer esos errores gravísimos con las calculadoras al comenzar los exámenes ni durante estos.

Simplemente es una llamada de atención y una anécdota para todos los que os vayáis a presentar al examen de PAU, y que os tranquilicéis porque en el futuro, seguramente, lo cambiarán o ni exista.


También cabe destacar que es, seguramente, mi último artículo en este periódico, y con esta anécdota me despido yo, al igual que mis compañeros Katia Alvarado y Sr Y. Muchas gracias al PIENSA y a nuestros lectores. 

Alejandro Pascual, Katia Alvarado y Sr. Y.
17/06/2016

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